Oficio de Lecturas
SALMODIA
Ant 1: Se agitó el mar y la tierra tembló cuando el arcángel Miguel bajaba del cielo.
Salmo 96
GLORIA DEL SEÑOR, REY DE JUSTICIA
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Se agitó el mar y la tierra tembló cuando el arcángel Miguel bajaba del cielo.
Ant 2: El ángel Gabriel se apareció a Zacarías y le dijo: «Tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.»
Salmo 102-A
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
Él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura;
Él sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila se renueva tu juventud.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El ángel Gabriel se apareció a Zacarías y le dijo: «Tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.»
Ant 3: Yo soy el ángel Rafael, que estoy al servicio de Dios; vosotros bendecid al Señor y escribid todo lo que os ha ocurrido.
Salmo 102-B
Porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.
Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.
El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.
Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Yo soy el ángel Rafael, que estoy al servicio de Dios; vosotros bendecid al Señor y escribid todo lo que os ha ocurrido.
VERSÍCULO
V. Bendecid al Señor, ángeles suyos.
R. Poderosos ejecutores de sus órdenes.
PRIMERA LECTURA
Del Libro del Apocalipsis 12, 1-17
BATALLA DE MIGUEL CON EL DRAGÓN
Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba encinta, y gritaba entre los espasmos del parto, y por el tormento de dar a luz. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios, para que allí la sustenten mil doscientos sesenta días. Se trabó una batalla en el cielo; Miguel y sus ángeles declararon la guerra al dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no vencieron, y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y al gran dragón, a la serpiente primordial que se llama diablo y Satanás, y extravía la tierra entera, lo precipitaron a la tierra, y a sus ángeles con él. Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas. ¡Ay de la tierra y del mar! El diablo bajó contra vosotros rebosando furor, pues sabe que le queda poco tiempo.» Cuando vio el dragón que lo habían arrojado a la tierra se puso a perseguir a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Le pusieron a la mujer dos alas de águila real para que volase a su lugar en el desierto, donde será sustentada un año, y otro año y medio año, lejos de la serpiente. La serpiente, persiguiendo a la mujer, echó por la boca un río de agua, para que el río la arrastrase; pero la tierra salió en ayuda de la mujer, abrió su boca y se bebió el río salido de la boca de la serpiente. Despechado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.
RESPONSORIO
V. Se hizo silencio en el cielo cuando el dragón trabó batalla con el arcángel Miguel.
R. Se oyó una voz que decía: «Victoria, honor y poder al Dios todopoderoso.»
V. Ahora se estableció la salud y el poderío, y la potestad de su Cristo.
R. Se oyó una voz que decía: «Victoria, honor y poder al Dios todopoderoso.»